viernes, 5 de noviembre de 2010

HACE UN AÑO EN NOSOLOBIRRAS



¨Boguemos, boguemos,
la barca empujad,
que rompa las nubes,
que rompa las nieblas,
los aires las llamas,
las densas tinieblas,
las olas del mar.
Boguemos, crucemos
del mundo el confín;
que hoy su triste cárcel quiebran
libres los diablos en fin,
y con música y estruendo
los condenados celebran,
juntos cantando y bebiendo,
un diabólico festín¨


José de Espronceda nació en Almendralejo (Badajoz) en 1808. Estudió en el Colegio de San Mateo de Madrid, donde tuvo como profesor a Alberto Lista, a quien siguió en el colegio fundado por el mismo. A los quince años creó con sus amigos Ventura de la Vega, y Patricio de la Escosura una sociedad secreta a la que llamaron los Numantinos (1823-1825), según decían, para vengar la muerte de Rafael del Riego. Denunciado por ello en 1825 fue desterrado a un monasterio de Guadalajara durante cinco años. Posteriormente viajó por Alemania, Bélgica, los Países Bajos, Francia e Inglaterra —donde se enamoró de Teresa Mancha, hija del coronel liberal emigrado Epifanio Mancha— en su condición exiliado liberal. Participó en las oleadas revolucionarias de 1830 junto con unos antiguos amigos suyos. Poco después Teresa se casaría por orden de su padre con un comerciante llamado Guillermo del Amo; sin embargo se reencontrarían en París en 1833 con la que regresó a España, junto con otros liberales, gracias a la amnistía declarada por la muerte del soberano Fernando VII, en 1833. En 1838 Teresa se apartó de Espronceda y poco después murió.

A partir de aquí Espronceda se dedicó a la política y al periodismo. Se enroló en la Milicia Nacional llegando a ser Primer Teniente de la Compañía de Cazadores de Madrid. En 1841 es nombrado secretario de la Legación española en La Haya y poco después es elegido diputado progresista en Almería. Fue elegido parlamentario ante las Cortes Generales, en 1842 por el Partido Progresista. Murió a los treinta y cuatro años de garrotillo (difteria) en ese mismo año de 1842, cuando se iba a casar con Bernarda de Beruete.
Durante su estancia en el monasterio, y alentado por su maestro, el erudito y poeta sevillano Alberto Lista, comenzó a escribir el poema histórico El Pelayo en octavas reales, que dejó inacabado. Más tarde escribió la novela histórica Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar. En 1840 escribió un tomo de Poesías que tuvo gran éxito y repercusión. Los temas de esta compilación son el placer, la libertad, el amor, el desengaño, la muerte, la patria, la tristeza, la duda, la protesta social, etc.

Se considera a Espronceda el poeta romántico español por excelencia a causa de su talante byroniano. En efecto, su poesía presenta ecos de la de Lord Byron, sobre todo en sus dos poemas narrativos más extensos: El estudiante de Salamanca, sobre el tema del seductor donjuanesco, que se puede considerar como un acabado exponente del género romántico leyenda, considerado el mejor poema en su género del siglo XIX, y el incompleto El Diablo Mundo (1841), heterogéneo poema filosófico en donde describe al hombre como un ser de inocencia natural que sufre la realidad social y sus maldades, en el que se incluye el famoso «Canto a Teresa», dedicado a su amante Teresa Mancha, una de las más grandes elegías amorosas. También escribió gran cantidad de poemas cortos que denominó Canciones, de entre los que destaca como el más conocido la «Canción del pirata»; también figuran «A Jarifa en una orgía», «El verdugo», «El mendigo», «El reo de muerte» o «Canción del cosaco». Todos estos poemas se inspiran en personajes marginados o excluidos de la sociedad, con lo que por primera vez aparece claramente formulado el tema social en la lírica española. Es también digno de mención el poema «Desesperación», obra que toma un tono catastrófico y gris, característico en parte de la obra en general del poeta extremeño.

En su «Himno al sol» y en el poema «Óscar y Malvina» Espronceda se acerca también a la poesía de James Macpherson, inventor del vate céltico Ossian. El estilo más cultivado por el autor extremeño es algo amante de los efectos retóricos pero es flexible e inspirado en sus mejores momentos.

FRAGMENTOS

Al grito de la patria,
volemos, compañeros,
blandamos los aceros
que intrépida nos da.
A par en nuestros brazos
ufanos la ensalcemos:
"España es libre ya".

En lúgubre silencio sepultados,
yacen los mares, cielo, tierra y viento;
la luna va, con tardo movimiento,
por medio de los astros enlutados.

Duerme el feliz pastor con sus ganados,
paran las aves su canoro acento,
y de la noche el manto soñoliento
al hombre da descanso en sus cuidados.

¡ Salve, oh luna ! Salud, nocturno velo,
tan deseado del dichoso amante;
así entoldases siempre el alto cielo,

y de Febo jamás la luz radiante,
iluminando el espacioso suelo,
viese mi llanto triste e incesante.

Segundo Don Juan Tenorio,
Alma fiera e insolente,
Irreligioso y valiente,
Altanero y reñidor:
Siempre el insulto en los ojos,
En los labios la ironía,
Nada teme y todo fía
De su espada y su valor.

Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con mano despiadada
los cráneos machacar.

Me alegra ver la bomba
caer mansa del cielo,
e inmóvil en el suelo,
sin mecha al parecer,
y luego embravecida
que estalla y que se agita
y rayos mil vomita
y muertos por doquier.


La luna en el mar riela
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul:


Nuestros hijos sabrán nuestras acciones.
Las coronas de Europa heredarán,
Y a conquistar también otras regiones,
El caballo y la lanza aprestarán.

¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!
La Europa os brinda espléndido botín;
Sangrienta charca sus campiñas sean,
De los grajos su ejército festín.

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