domingo, 24 de octubre de 2010

QUERIDÍSIMOS VERDUGOS



Según la quinta definición de verdugo del diccionario de la RAE, un verdugo es:
5. m. Ministro de justicia que ejecuta las penas de muerte y en lo antiguo ejecutaba otras corporales, como la de azotes, el tormento, etc.

Una figura lúgubre, oscura, tétrica, con una pátina de misterio, que suscita los odios, del respetable y no es que quiera abrir un debate de este personaje, no... no es el objetivo.La única idea perseguida es bosquejar y conocer algo de estos señores que guste o no han sido un referente, en muchos ámbitos, pero muy especialmente para la literarura , sobretodo para los románticos, viviendo estos el profundo dilema moral del verdugo como algo propio. Como muestran los versos del romántico y prodigioso José de Espronceda, que desgranaré a lo largo del escrito.

¨De los hombres lanzado al desprecio,
de su crimen la víctima fui;
y se evitan de odiarse a sí mismos,
fulminando sus odios en mí¨

Parece ser que en la época egipcia, ya existía este administrador de justicia, a lo largo de la historia los hemos visto siempre presentes en todo tipo de ajusticiamientos a personajes célebres a delincuentes de toda clase unas veces realizando su trabajo con mucho tino y otras veces con menos.

¨El Egipto de los faraones fue la primera civilización que tuvo verdugos, aunque esta afirmación es, tal vez, injusta con los chinos. En la China que conoció Marco Polo existía una cosa que se llamaba La Muerte de los Mil Días, que consistía en una lenta ejecución por sorteo. Al condenado se le presentaba una especie de bandeja con papeletas donde estaban escritos diferentes órganos y partes del cuerpo. El condenado escogía una papeleta y entonces el verdugo le cortaba aquello que estuviese escrito en el papel: una oreja, un diente, un ojo, un trozo de riñón… Entonces se esperaba a que el condenado estuviese mínimamente recuperado de la putada y se le hacía escoger otro papel. Se llamaba La Muerte de los Mil Días porque se decía que un condenado que tuviese la mala suerte de ir sacando papeletas correspondientes a porciones no vitales primero y luego las vitales podía estar así unos tres meses. Nuevamente, tenemos la corrupción: muchos condenados sobornaban al verdugo para que, «por casualidad», la primera papeleta elegida fuese alguna de las escasas que tenían escrito un órgano vital, tras cuya mutilación el reo moría rápidamente¨

En España la horca pero sobretodo el garrote vil se convirtió en el instrumento ejecutor de muerte por antonomasia, al parecer llegó de Francia en el siglo XII. Se afianzó desde la época de Alfonso X el sabio, que agarrotó a su propio hermano y se reforzó su uso en los reinados de Carlos V y Felipe II y por supuesto con la inquisición. Dicen de él que es el menos doloroso de los instrumentos de muerte, pero este extremo como es obvio no puedo afirmarlo

¨Y ellos son justos,
yo soy maldito,
yo sin delito
soy criminal:
Mirad al hombre
que me paga una muerte; el dinero
me echa al suelo con rostro altanero,
¡a mí, su igual!¨

Fernando VII de infame recuerdo para todo el que se sienta orgulloso de ser Español, abolió la horca en sus reinos y decretó que todo el condenado a muerte muriera a garrote y sentado. En los casos de horca el verdugo en muchas ocasiones tenia que colgarse de la espalda del ahorcado, con el consiguiente espectáculo dantesco.

En cualquier caso el garrote siempre ha estado muy unido a la España más negra y más profunda y es por ello que este personaje anacrónico, que estuvo presente en España hasta la muertte de Franco me parece muy interesante. Los verdugos eran nombrados por el Director General de Asuntos Judiciales y Eclesiásticos, sin más requisitos que tener entre 21 y 50 años. Y podéis imaginar que las personas, que han ejercido esta profesión solían ser personajes carentes de una educación , sin medios económicos, ex delincuentes, confidentes o chivatos en algunos casos. Su contacto con el lumpen, con las sociedades delictivas, de los bajos fondos y de los crímenes, su personalidad enigmática , su expresión cruda y real , de la que han dado buena cuenta periódicos, libros y ya en el siglo XX algunos documentales son en mi opinión un documento gráfico, sonoro y testimonial de mucho calado. No puedo ocultar la afición que tengo por la gente que transmite verdad, aunque sean en ocasiones personajes de dudosa moralidad, pero hoy día en estos tiempos de farsas, falsedades y edulcoración sistemática, este tipo de documentos nos hace conscientes de la vida, de la muerte y del comportamiento humano.

Os invito a que visionéis el siguiente documental(Queridísmos verdugos) de Basilio Martín Patino, aprovechad la tarde de domingo, apagad la luz, abriros una cerveza y simplemente escuchad las palabras de los tres últimos verdugos de España, una inmersión en las personalidades y las historias de estos tres personajes. Es crudo en todos los aspectos, ahí está su verdadero valor . No se que impresión os suscitará este documento pero tengo muy claro que si lo veis lo recordaréis.

Sin entrar disquisiciones morales este documental es un claro reflejo, de un sector de la vieja escuela española, personajes : áridos, serios, directos, a veces filosóficos y que no dejan indiferente a nadie

¨En mí vive la historia del mundo
que el destino con sangre escribió,
y en sus páginas rojas Dios mismo
mi figura impaciente grabó.
La eternidad
ha tragado cien siglos y ciento,
y la maldad
su monumento
en mí todavía contempla existir.
Y en vano es que el hombre do brota la luz
con viento de orgullo pretenda subir:
¡Preside el verdugo los siglos aún!
Y cada gota
que me ensangrienta,
del hombre ostenta
un crimen más.
Y yo aún existo,
fiel recuerdo de edades pasadas,
a quien siguen cien sombras airadas
¡siempre detrás!¨

No voy a realizar un juicio de valor sobretodo este tema, tiene muchas vertientes analizables y sinceramente no tengo ganas de alargar este artículo más, pero tengo claro, que determinados crímenes, sólo pueden castigarse con la muerte...




Fdo Alatriste

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